En el caso
de que el adoptado fuera un poco mayor en el momento de la adopción, puede
ocurrir que, al volver, surjan recuerdos que habían quedado inconscientes. A lo
mejor reconoce lugares, olores y sabores. Puede ser una experiencia positiva si
le aporta una sensación de aceptación y unión, pero también puede ser muy dura,
si los recuerdos son dolorosos. Algunos recuerdos pueden ser confusos. A lo
mejor el adoptado tiene en su interior imágenes de su ciudad de origen, pero
hoy ya le parece todo diferente.
Por el
contrario, si fueron adoptados como bebés, el viaje será como la exploración de
un mundo prácticamente desconocido. Lo que antes fue imaginado, ahora puede
arraigarse en la realidad. La próxima vez que les pregunten sobre su país de
nacimiento, podrán contestar mejor. Muchas veces lo que se muestra de la India
es pobreza, de Colombia los estragos de la mafia, de Etiopía el hambre, de
Tailandia las drogas y la prostitución. Por supuesto todo eso existe, pero
también hay otras muchas cosas, de las que se pueden sentir alegres y
orgullosos. Es sumamente positivo poder conocer el país de uno, ver su naturaleza,
su sociedad y su gente.