Muchos de
los que vuelven a su país de origen se sienten diferentes de una manera
distinta. Están acostumbrados a no parecerse físicamente a los demás, a pesar
de sentirse suecos. En el país de origen la mayoría de la gente se parece a
ellos, pero no es seguro que por esa razón se sientan unidos a ellos.
Puede resultar a la vez divertido y difícil. Darse
cuenta de que 1,50 es una estatura normal puede ser un descubrimiento positivo.
Sin embargo puede resultar pesado, a la larga, tener que explicar infinidad de
veces por qué uno no habla el idioma autóctono. Visitar instituciones y hogares
sustitutos acaso suponga una experiencia conmovedora. Los visitantes se dan
cuenta de una manera muy clara de los pocos recursos que hay en ciertas zonas.
¡El niño que está sentado en el suelo o la niña que duerme en la cama de acero,
podría haber sido yo!